Materiales para una política teológica cristiana

La decisión de iniciar esta sección en el blog Ciudad de Dios y de los hombres es casi connatural (y contemporánea) a la idea del mismo blog: si Cristo es Señor de todo “en los cielos, en la tierra y en los abismos” (Flp 2, 10), todo tiene que ver con el señorío de Cristo, y Cristo tiene que ver con todas las cosas, puesto que “todo ha sido creado por Él y para Él (…) y todo tiene en el su consistencia” (Col 1, 16-17). No es posible, por tanto, que una actividad, o un ámbito de relaciones tan decisivas para la vida humana como es la vida de la polis, esto es, el régimen y la articulación de las comunidades humanas más allá de la familia y entre ellas, quede totalmente al margen de Cristo. No es posible que Cristo resucitado y vivo, y que la experiencia que la Iglesia tiene de él y del Padre en la comunión del Espíritu Santo, no tengan nada que decir acerca de esas relaciones que nos constituyen, y determinan considerablemente la conciencia que tenemos de nosotros mismos y del mundo. Si ése fuera el caso, Cristo quedaría fuera de una dimensión humana sumamente importante, esencial a la vida humana. Y no sería “el Señor”. Llamarle “Señor” no pasaría de ser una metáfora más bien vacía. Pues bien, eso es exactamente lo que ha sucedido: que en gran medida hemos excluido a Cristo y a la experiencia de la redención de Cristo de esa dimensión de la vida humana —y de otras, desde la economía al matrimonio y la familia—. De aquí que el hecho de ser cristianos signifique tan poco en nuestra vida. Y que tampoco signifique demasiado el dejar de serlo.

 

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Miércoles, 08 Junio 2016 19:23

Marxism. An Interpretation

Escrito por 
Alasdair C. MacIntyre. Alasdair C. MacIntyre.

Este texto está tomado del cap. I de esta obra, escrita en el período en que MacIntyre pertenecía a la Iglesia presbiteriana y era marxista.

La división de la vida humana entre lo sagrado y lo secular es una división que viene naturalmente al pensamiento occidental. Es una división que lleva las señales de su origen cristiano, y que al mismo tiempo da testimonio de la muerte de una cultura propiamente religiosa. Porque cuando lo sagrado y lo secular se dividen, entonces la religión se convierte en un departamento más de la vida humana, una actividad junto a otras. Esto es lo que le ha sucedido a la religión burguesa… Sólo una religión que es un modo de vida en todos y en cada ámbito merece o puede esperar sobrevivir. Pues la tarea de la religión es ayudar a ver lo secular como sagrado, el mundo como algo que está bajo Dios. Cuando lo sagrado y lo secular se separan, entonces el ritual se convierte en un fin, no subordinado a la santificación del mundo, sino un fin en sí mismo. Igualmente, si nuestra religión es fundamentalmente irrelevante a nuestra política, entonces estamos reconociendo que lo político es un espacio extraño al reino de Dios. Dividir lo sagrado de lo secular es reconocer la acción de Dios sólo dentro de los límites más estrechos. Una religión que reconoce esta división, como hace la nuestra, es una religión a punto de morir (pp. 9-10).

Alasdair C. MacIntyre.
Marxism. An Interpretation 
SCM Press, Ltd. London, 1953, pp. 9-10.

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